Con una mancha en el
ojo o en la zona de mirar, se la pasa uno queriendo. Hacia el sexo, hacia el
negocio, hacia el otro, hacia la familia. Hacia Dios.
En la mancha esta el
imposible liberal, la falta, la culpa. Pero precisamente ahí esta lo que se
aleja. El viaje hacia la mancha es
necesario. La recurrencia a los poderes que borran la mancha no resuelve. Hay
que entrar en la mancha.
La mancha tiene una
forma irregular pero al bordearla se hace resistente y circular. Una vez tome
la mano de la poetiza que me dio la luz y sentimos, junto a la mancha, la
corriente ascendente.
Para entrar en la
mancha no se necesita atacar la frontera, ni esperar una puerta. La mancha
tiene vida propia y hay que enamorarla hasta que el ser se aviva y dialoga.
En ese espacio si le
damos la importancia que merece, si le rezamos al Dios mas alto, su cura, se
aposentan los santos y la protección de nuestros vienes encuentra lugar. Y
es fecundo el encuentro con la vida que
esta reunida en muchos lugares y tenemos acceso al universo de ajuste. Donde el
bien es sostener.
Entonces la mancha
es TOKONOMA y paz.
Respetemos sin
asustarnos, sin culparnos, sin castigarnos, a la existencia dialogante de la mancha. Ver aquí y en su
distancia la relación temporal de sus palabras nos hace capaces de avanzar en
nuestras vidas con la sabiduría mas palpable. Regular ambas zonas según su flotabilidad es lograr el
aquietamiento de almas que buscan sosiego.
Con ese patrimonio alcanzado. Podemos brindar por el año 2013 para que la ventura nos libere del lobby de sometimiento que nos impone culpas, que nos impone zonas inalcanzables donde hemos perdido, según ellos, hegemonía. Para el hombre esencial todo es posible porque es perspicaz con sus brotes de inteligencia. Aparece su presencia donde la estructura no espera.
Es su margen de
equivalencia lo que recuerda el trabajo que falta por hacer. Lo demás es baldío
y pasajero.
¡Viva la
equivalencia entre los hombres que han alcanzado fruto al haber dialogado con
la mancha!
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