martes, 18 de diciembre de 2012

EL MODERADOR


Lo espero con frenesí como tantos de mis ancestros esperaron a los Dioses. Temo porque la situación que vea le produzca un shock y no pueda desarrollarse, por lo que brutalmente imponga una colonización para disipar la pérdida de tiempo.

 Pero el moderador ya sabrá encontrar el GUION para la salida, porque estamos en la época de la madurez de la conciencia humana y de la relación multifuncional de las economías, que sin otro camino que no sea regresar a encontrarse, apoyara la abstracción del partido único.

 La presencia de este oficio está buscándose por el afán de conquista de los seres humanos. Mario Vargas Llosa lo dibuja en su libro sobre el espectáculo en nuestras vidas, los wikiliks, los famosos. Y la seudocultura que nos precipita a la indeterminación amarillista.

Solo con mente abierta y con una cultura abarcadora el ser humano encontrara su camino.

 De esta cuestión avise a mi amigo Victor y le propuse las características morales de tal hombre que es recurrente en Martí.

Su ubicación en la sintonía de los oradores.

Su permanente respeto por el no propósito.

 El libro vivo de nuestras escrituras hace que cada cual refleje una posición que es la estampa circunstancial del cada cual y esta plataforma de lamentos en ciernes, apunta hacia el moderador. Cuando la abundancia de inspiraciones y rezos induzca al giro, la voz humana saldrá potente y solo se necesitara la modulación para que el todo sea capaz de interpretarse.

 En ese estado se producirá del cuarto de control que es la salida de estreno por el hueco blanco; lugar donde se extienden las discrepancias y se apaciguan los gritos. Parece que es corto el espacio pero es suficiente para una zona de encuentro. El cuarto de control, situacional, noticioso, es una tormenta controlada por el moderador. Es un trompo girando sobre la enramada. Es una nave en forma de platillo que flota sobre el conflicto. Llego hasta allí, pero de tal manera que luce como un desprendimiento; se diría que el conflicto lo genera para su propósito. Mas allá otros rescatan del olvido la sinergia y el moderador con su aureola se posan lentamente en cada uno y resuelven. Va calmando y va sanando hasta que no queda ni una voz. Entonces sobre todo el sitio conquistado, el moderador hace una señal para que bajen las promesas y se distribuyan los reconocimientos. Por un tiempo volaran unidos por el encanto, moderador y conflicto.

¿Estará preparado el conocimiento adquirido y convertido en herramientas, para enviar a cada lugar que se levanta un moderador con su cuarto de control lleno de dispositivos?;  ¿La naturaleza de las incomprensiones aceptara a la naturaleza del ajuste para determinar el balance?. ¿Cuál es el momento del enlace apacible donde giran a la vez y se juran amor para siempre?.

Es la vida del libro evidenciar el efecto Orfeo en función de moderador cautivador de la pareja sin destino. Aquella que se presenta resistente y rebotante. Que no tiene paradero. Pero que a una mirada se deja subyugar por el embrujo y no le queda más que abandonándose y palpitar con el pulso nuevo que le ha caído adentro. Porque fue suficiente y en lugar de costear el golpe con las paredes, ahora se regocija con que le pulsen adentro.

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